TODO EL QUE QUIERA SALVAR SU VIDA, LA PERDERÁ; Y TODO EL QUE PIERDA SU VIDA, POR CAUSA DE MÍ, LA HALLARÁ

Mateo 16:25

Introducción:

El desear tener una mejor vida y trabajar en ello, con el propósito de no tener necesidad de nada, es bueno y obligatorio, no va en contra de la palabra de Dios; así como buscar seguridad en la salud, protección de las autoridades, estudiar y esforzarse por ser un profesional, disfrutar de los bienes adquiridos de nuestro trabajo, etc.; esta bien, porque es lo que Dios espera de nosotros. 1Tesalonicenses 4:11-12 

El problema radica cuando le damos mayor importancia y prioridad a los asuntos de nuestras vidas, que a hacer la voluntad de Dios y trabajar por el reino; poniendo mayor atención, dedicación y esfuerzo a buscar las cosas del mundo que a las cosas del reino. Colosenses 3:1-2 

Todas las personas tratan de mejorar y prosperar sus vidas; pero se convierte en un gran problema espiritual, cuando se quiere seguir a Cristo, a nuestra manera, sin mayor compromiso; muchas veces como una responsabilidad más de todas las que tenemos.

Todos los que nos hemos hecho seguidores de Jesús, debemos considerar la promesa y la advertencia, que nos da en lo que parece un acertijo. Mateo 16:25  Marcos 8:35 

  1. Cuando hacemos el papel de satanás o nos convertimos en sus aliados.

Podríamos decir, hasta sus voceros; cuando ponemos en primer lugar nuestras vidas y enseñamos a otros que hagan lo mismo.

Pedro aprendió una dura lección, cuando intento convencer a Jesús, de que no subiera a Jerusalén ni cumpliera su propósito. Marcos 8:31-33 

Tal vez, sus intenciones eran buenas, preocupado por el bienestar físico de Jesús, pero muy malas para su bienestar espiritual y el de todos nosotros. Si Jesús no muere en la cruz del calvario, tal como Dios había establecido; hubiese sido un fracaso para él, y no habría esperanza de salvación para todos.

Pedro en ese momento se convirtió en tropiezo para el Señor, le estaba animando abandonar el propósito al que había venido a la tierra. Mateo 16:23  

  • Cuando nuestro propio bienestar esta por encima de la voluntad de Dios.

La reflexión es que cuando se busca el propio bienestar, ya sea el de la familia, el trabajo, el económico, el de salud; poniéndolo por encima de la voluntad de Dios; pecamos y le fallamos a Dios y si lo enseñamos o animamos a otros a hacerlo, nos convertimos en aliados de satanás.

Por esta razón Jesús llama a Pedro, satanás y le ordena que se aparte de él: “porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.”

Hermano o hermana

¿En dónde está su atención, que es lo primero y más importante para usted?

¿A que le dedica la mayor parte de su tiempo?

¿No hacer la voluntad de Dios, por satisfacer sus propios deseos, por cumplir sus expectativas?

Su trabajo, su negocio, su salud, su familia, su matrimonio, sus estudios, su casa, a sus hobbits, a la televisión, etc., ¿Están por encima de Dios, de Cristo y de su iglesia? ¿A considerado que estos podrían ser sus ídolos? Lucas 14:26 

Jesús pregunta de que sirve, que beneficio trae, ganar todo el mundo y perder el alma. Marcos 8:36 

Cuando se pone todo nuestro tiempo, esfuerzo, dedicación a nuestras propias vidas, descuidamos los asuntos del reino, estamos destruyéndonos. BLA Marcos 8:36 

Parece una paradoja, esforzándonos por estar bien en este mundo; y estar destruyendo nuestra vida futura. Porque aquí solo viviremos unos cuantos años, en la venidera será eterna. Lucas 12:15 

¿Será que, si actuamos de esta manera, estaremos haciendo una buena inversión a futuro?

¿Qué podremos ofrecerle a Dios por nuestra salvación? Marcos 8:37 

  • Negarse a sí mismo y llevar la cruz.

La respuesta a la última pregunta, lo que podemos dar por la salvación de nuestra alma, es dedicar nuestra vida en este mundo al servicio de Dios. La oportunidad es mientras estemos vivos en el mundo.

Jesús hace 3 peticiones: negarse así mismo, tomar su cruz y seguirlo.

Generalmente la mayoría quieren seguir a Jesús, saltando o evitando las 2 primeras peticiones.

Si queremos ser discípulos fieles, es necesario cumplir los deseos del maestro:

  1. Negarse a sí mismo.

Negarse, abstenerse, rechazar.

Es negarse a hacer nuestra propia voluntad por encima de la de Dios a satisfacer nuestros propios deseos sin importan los deseos de Dios, a vivir solo para nosotros mismos y no para su iglesia, para los hermanos.

Es abstenerse de satisfacer a la carne y rechazar el pecado.

Es poner en primer lugar a Cristo, su voluntad, sus intereses, por encima de los nuestros. Marcos 8:34

Es una lucha diaria, continua; no creer que lo hacemos una sola vez, en el bautismo, y después no será así. Cada día debemos negarnos a nosotros mismos.

Por el contexto, negarse a evitar sufrir o padecer por la voluntad de Dios, que era lo que Cristo iba hacer al subir a Jerusalén, se estaba negando así mismo. Cuando se hizo hombre y obedeció hasta el final.

Evitar anteponer nuestra propia voluntad y vida, por encima de la voluntad de Dios. Lucas 9:23

Son muchos los que quieren ir en pos de Jesús, y muy pocos los que quieren negarse a sí mismo.

Por ejemplo, los hermanos judíos, querían seguir a Cristo a su manera, sujetándose a la ley de Moisés y desechando o descuidando la ley de la libertad. No querían negarse a su identidad como descendientes en la carne de Abraham, ni a su religión. El autor de los hebreos les da una seria advertencia: Hebreos 12:25 Tomar su cruz.

Implica seguir a Jesús como él lo hizo con su Padre, a quien obedeció en todo, menospreciando su vida hasta darla en sacrificio.

Jesús siendo hombre como nosotros tomo su cruz. Filipenses 2:8

La cruz implica humillación, sufrimiento, vergüenza y muerte. El discípulo de Jesús debe estar dispuesto a dar su vida por Cristo, incluso hasta la muerte. Si esto es así, también debe estar dispuesto a crucificar el viejo hombre, los apetitos de la carne, su propio beneficio por seguir a Jesús. Romanos 6:6

Vivir para aquel que murió por todos. 2Corintios 5:14-15

  • El que quiera salvar su vida la perderá, todo el que pierda su vida, la hallará.

Comprender que quiso decir Jesús, se hace sencillo, al seguir el contexto.

El que quiera mantener y cuidar su vida en este mundo, buscando sus propios beneficios; sin importarle y sin esforzarse por hacer la voluntad de Dios; es posible que logre tener una buena vida en este mundo, pero perderá la vida eterna, llevará su alma a la destrucción o condenación eterna. Mateo 16:25 Lucas 9:24

Perder la vida misma, la antigua manera de vivir, las cosas que nos agradaban, en las que nos complacíamos, dejar aquello que no nos conviene, incluso no buscar enriquecernos, alcanzar la gloria del mundo, la fama, etc., por causa del evangelio y de Cristo, nos llevará a salvar nuestras almas, hallar, obtener la vida eterna. Marcos 8:35

Sacrificar aquello que desagrada a Dios o aquello que nos puede ser licito, pero que no nos conviene o darle menos importancia a nuestra comodidad, o los propios beneficios por causa de Cristo, etc., es negarnos a sí mismo y perder parte de nuestra vida en este mundo.

Esta expresión es utilizada en varias oportunidades por Jesús, en otros contextos; sin embargo, el mensaje sigue siendo el mismo. Por ejemplo, en la profecía sobre la destrucción de Jerusalén. Lucas 17:33

La advertencia de Jesús, era para que sus discípulos no volvieran atrás a buscar, rescatar lo que habían dejado atrás, debían huir de inmediato para no morir. La tendencia del ser humano es cuidar de su propia vida, de su familia, de sus bienes. Lucas 17:28-31

Notemos que cuando llega la destrucción repentina, toma a las personas descuidadas, adormecidas y afanadas en sus vidas cotidianas. Generalmente el ser humano quiere devolverse a casa a rescatar lo que considera valioso; sus discípulos debías estar preparados para huir sin mirar atrás.

El apóstol Juan lo escribe un poco diferente. Juan 12:25

Aquellos que ponen a su familia, a sus propias vidas por encima de los intereses de Dios, no son dignos del señor Jesucristo. Mateo 10:37

La exhortación es la misma. Mateo 10:38-39

Conclusión:

No está mal querer cuidar y mejorar, nuestra vida, salud, familia, prosperar en este mundo alcanzando posesiones, títulos, comodidad, satisfacer ciertos deseos, etc.

Si usted logró muchas cosas en este mundo: riquezas, dinero, familia, propiedades, títulos, comodidad, y descuidó y sigue poniendo en primer lugar su propia vida por encima de los asuntos de Dios; está en riesgo de perder su alma. Aún es tiempo de corregir.

Si no ha logrado grandes cosas y aun así descuido los asuntos del reino, pues hizo mal negocio; aún es tiempo de corregir.

Si ha logrado o no grandes cosas y a puesto los asuntos del reino como su prioridad, pues ha hecho la voluntad de Dios. Eso es lo que Dios espera de nosotros.

Mario Arellano

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